Hay tradiciones musicales que surgen como necesidad de adaptación a una prohibición. Y son muchos los casos y merece la pena detenerse y disfrutar de muchos momentos en los que la necesidad de los humanos de música se sobrepone y se adapta a las circunstacias y situaciones concretas.
A los esclavos norteamericanos se les prohibió tocar los tambores para castigarles tras una insurrección en Carolina del Norte. Está prohibición llevó a los esclavos a generar una serie de ritmos sobre su propio cuerpo, como código de comunicación entre ellos mismos, para seguir desarrollando su comunión con el ritmo y también como una forma de rebeldía ante la represión.
En el Hambone entran en juego muchos factores como el sentido del ritmo, la improvisación, el desarrollo de la lateralidad, los distintos planos corporales y el disfrute del sonido con el propio cuerpo. Esta tradición se ha ido transmitiendo de generación en generación a los largo de los años hasta llegar a nuestros días como una forma más de percusión.
Recomiendo leer la historia de Danny Barber que cuenta en primera persona su inmersión dentro de los ritmos Hambone o Juba, dentro de la colección de vídeos de ACTA (Alliance for California Traditional Arts) y como pudo aprender los ritmos a través de sus antepasados.
Danny ‘Slapjazz’ Barber and Sekani Thomas: An Apprenticeship in Hambone (aka Patting Juba) from ACTA on Vimeo.
También son interesantes los vídeos de youtube entre los que especialmente me han gustado estos tres:
Este por su expresión y feeling en la expresión:
Este por su virtuosismo y velocidad:
Este por su gran musicalidad e integración de todas las posibilidades sonoras del cuerpo
Este año en mi aula seguro que va a entrar la tradición del hambone.
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