De flautas de pico.

Posted by on Jun 11, 2010 in Expresión Instrumental, Videos | 2 comments

La flauta de pico y su uso en el aula de música es un tanto controvertido. Desde sus máximos y aférrimos defensores hasta la gente que odia sus posibilidades y detesta su uso en el aula, hay posturas muy encontradas y diversas a lo largo del gremio de la educación musical, por no citar a los sufridos oyentes que no entienden el cometido del uso de dicha pieza de plástico dentro de la educación primaria.

Quiero dedicar este post a mi amigo twittero @pvil por su postura un tanto reticente y por intentar que coja un poco de cariño y comprensión hacia este instrumento.

Los orígenes de la flauta o flautas de pico se remontan en el tiempo desdibujados dentro de la organología apareciendo con gran claridad en unas primitivas flautas de hueso (fémur y alas de buitre). Parece evidente y es bastante probable que una persona rápidamente se de cuenta que el hecho de soplar en un tubo hueco, ya sea, hueso, caña o barro produce una vibración intensa del aire, que produce de manera instantánea el sonido que podemos recordar en nuestra mente.

Tenemos algunos ejemplo actuales con flautas con hueso de mi amigo Juanma Sánchez:

Flauta de ala de buitre a la mitad del vídeo:

Si queremos acercarnos más a nuestra historia actual de este instrumento tendremos que pasar por una serie de flautas medievales, renacentistas y barrocas, a partir de aquí pierde el instrumento fuelle desplazado por otros instrumentos con mayor volumen sonoro y queda relegado a museos dentro de la tradición académica, hasta su aparición reconvertida en la flauta escolar debido a sus posibilidades de iniciación al mundo musical.
Paralelo a todo este repertorio escrito encontramos las flautas de tradición «oral», en sus variantes más étnicas o folklóricas y a nivel mundial con múltiples ejemplos de los cuales podríamos estar hablando horas.
Me gustaría reseñar algunas de estas flautas de pico que me gustan con especial entusiasmo.
Flautas de tres agujeros: Gaita charra,txistu,flauta rociera, por citar algunas, +info
El irlandés «whistle»
El kaval «moldavo»
La flauta griega «Flogera»
Flauta de armónicos de diferentes tradiciones musicales.

método flauta húngara
A pesar de todos estos ejemplos la flauta de pico, de plástico o madera, que tenemos en las aulas difiere de algún modo de todos estos ejemplos. Se intentó en su día diseñar un instrumento barato, duradero, fácil de tocar, y que pudiese tener las notas suficientes (cromático) para tocar en varios tonos y modos. El resultado no fue un instrumento que afina perfectamente, ni con un timbre estupendo, ni con una calidad grande. Pero a pesar de sus inconvenientes, este híbrido derivado de flautas barrocas, con algún toque de vientos tradicionales tiene muchas ventajas.
El repertorio es amplísimo y la ejecución no es compleja. Tiene una afinación no muy perfecta en el sentido académico pero no estamos formando dentro del aula de música con el tacto del academicismo. Es un error que todo tiene que sonar temperado, perfecto y consonante. Si escuchas música de gamelan o cantos inuit quizá te suenen extraños. La flauta escolar tiene su propia sonoridad y su propia identidad como instrumento. Alejada del academicismo y aproximada a la identidad humana. Podríamos pasar horas tocando la «música poética» de Orff pensada para su instrumentarium, y estar machacando día tras día hasta sonar al oído acostumbrado a la afinación occidental, al estilo de la radio o TV, pero nos perderíamos el encanto de la música medieval de las cantigas, las piezas de Susato, nos perderíamos improvisar con sonidos estridentes o aterciopelados, nos perderíamos los ritmos compuestos de los Balcanes, de muchos rincones del planeta, los temas y canciones tradicionales, los sones infantiles de toda la vida, las canciones de tres notas para empezar a tocar, y muchas cosas más. Para mi es imprescindible este instrumento, por su variedad, versatilidad y su fácil uso. No es el único, no, necesitamos percusión, armonía, texturas distintas, pero creo que tiene un sitio ganado en el aula de música y el que reniega de la flauta, quizá busca demasiado academicismo en sus clases.
Al final se trata de hacer música, y con un abanico con aire multicolor.

2 Comments

  1. Querido amigo Javier:

    Gracias. Mi vasta incultura musical sólo es comparable a tu amor por la música y tu paciencia conmigo. 🙂 He leído, escuchado, admirado y aprendido en cada uno de los enlaces y pasajes con los que ilustras tu admirable defensa de las flautas de pico.

    Si llego a saber que era tal la variedad y diferentes sonoridades que se pueden obtener de un tubo perforado desde hace más de 35.000 años hubiese sido más prudente y concreto en mis críticas.

    No, no son estas las flautas de pico que me martirizan o incitan mi «reticencia» ni siquiera la que toca mi hija Irene y de la que orgullosa obtiene sus primeras notas. Tampoco son estos los sonidos que desde el colegio junto a mi ventana me regalan algunas veces.

    Te puedo asegurar que tengo cariño y admiración y algo se remueve en mí cuando he escuchado estos fragmentos musicales. Qué gran suerte que podamos acceder tan fácilmente a las tradiciones musicales de todo el mundo. Me parece un milagro, de verdad.

    No sé si ya me alargo demasiado si te digo que entiendo lo que me dices sobre un instrumento barato, duradero y fácil de aprender.

    Algo así nos pasa a los profesores de Plástica con los lápices de colores o incluso, aunque menos, con las témperas.

    Pero yo preferiría la variedad de las flautas de hueso y tambores diferentes al sonido monocorde de un mismo instrumento, como preferiría trabajos plásticos variados, con distintos materiales a la repetición de los mismos treinta veces.

    Es en ese sentido en el que yo expresaba mi reticencia: nuestro alumnado debería practicar en una variedad de medios de expresión, aunque admito y respeto que todos empiecen por un instrumento barato, duradero y fácil de aprender, ya sea flauta de pico o lápices de colores.

    En ese sentido, la próxima vez que escuche las flautas pensaré que hay un maestro o maestra enseñando a los niños y niñas a convertir el aire en música. Esa esa una magia tan antigua por la que sólo puedo sentir admiración.

    Un abrazo y muchas gracias de nuevo.

  2. Con estos comentarios se completan las entradas. Gracias Pedro.

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